HOSPITAL DE LA SANTA CRUZ Y SAN PABLO

Un recinto modernista inigualable











Recinto modernista de gran armonía y simetría, con numerosos pabellones de gran belleza que van creciendo según nos adentramos en el recinto, componiendo una perspectiva muy agradable; jardines, iglesia y convento, proyectados por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, que fue uno de los principales representantes del modernismo catalán, junto con Gaudí.
Fue construido en dos fases: De 1902 a 1913 dirigiendo las obras Lluís Domènech y de 1920 a 1930, ocupándose su hijo Pere Domènech. Este recinto es Bien de Interés Cultural y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
Aunque el hospital se fundó en 1401, fue a principios del siglo XX cuando se construyó el recinto modernista gracias a la financiación del banquero Pau Gil.
Colaboraron con el arquitecto Domènech varios artistas, como los escultores Eusebio Arnau y Pablo Gargallo, el diseñador de las pinturas y mosaicos Francesc Labarta, y los elementos de hierro forjado son obra de Josep Perpinyà.
Una curiosidad es la separación de los pabellones de hombres, con nombres de santos, y los de mujeres, con nombres de santas y vírgenes.

El programa de visitas a este recinto forma parte de la ruta modernista por Barcelona.

Visita libre

 
                                      Noviembre - marzo      Abril - octubre     
De lunes a sábado                   10 – 16.30 h    10 – 18.30 h
Domingos y festivos                10 – 14.30 h    10 – 14.30 h


  

Visita guiada


De lunes a viernes    Inglés    10.30 h*, 12 h, 13 h
                                  Francés    11.00 h
                                  Catalán    12.30 h
                                  Castellano 11.30 h
          
Sábados, domingos y festivos    Inglés    12 h, 13 h
                                                     Francés    11 h
                                                    Catalán    10.30 h, 12.30 h
                                                    Castellano    11.30 h, 13.30 h

(*) Sólo entre los meses de mayo y octubre.

Se pueden hacer visitas en otros idiomas, previa solicitud.

El recorrido de la visita puede variar en función de la disponibilidad de espacios.

Días de cierre: 1 y 6 de enero, 25 y 26 de diciembre.

Días gratuitos: 12 de febrero, 23 de abril, 8 de mayo, 24 de septiembre, primer domingo de cada mes (sólo se realizan visitas libres por los espacios habituales del circuito turístico).

 

Tarifas

 Tarifa general
Visita libre: 10 €
Visita guiada: 16 €

Tarifa reducida
Jóvenes de 16 a 29 años, mayores de 65 años, titulares de la Tarjeta Rosa Reducida
Visita libre: 7 €
Visita guiada: 11.20 €

Visita gratuita
Menores de 16 años (acompañados de un adulto), personas desocupadas, titulares de la Tarjeta Rosa Gratuita, personas discapacitadas, docents acreditats, membres ICOM.

Descuentos
20% dto:
BCN Card, Bus Turístic, City Tours, Carnet BCN Cultural, Carnet de Usuarios de la Red de Bibliotecas, Carnet TR3SC, Socios de Òmnium Cultural
Titulares de la tarjeta RACC Master

50% dto:
Ruta del Modernisme

Grupos (máximo 30 personas)
General: 230 €
Reducida: 160 €
Información y reservas: visites.recinte@santpau.cat

Visitas escolares
Visita libre: gratuita para menores de 18 años acompañados de docentes
Grupos de visita guiada: 125 € (-18 años) / 140 € (+18 años)
Información y reservas: escoles.recinte@santpau.cat

Visitas técnicas (máximo 30 personas): 300 €
Información y reservas: visites.recinte@santpau.cat

Más información en:  Hospital Santa Creu i Sant Pau

 

INTERPRETANDO LA SAGRADA FAMILIA DE GAUDÍ



La idea de levantar un templo en honor a la Sagrada Familia surgió de Josep Maria Bocabella, un librero barcelonés. Este era un hombre ilustrado y de fuertes convicciones religiosas. Era presidente de la Asociación de Devotos de San José y en 1872 viajó a Roma para obsequiar al Papa con un cuadro de la Sagrada Familia. Después pasó por el pueblo italiano de Loreto, famoso por su basílica, que según la tradición alberga la casa donde vivieron José, María y Jesús. Bocabella quedó maravillado con la iglesia y quiso hacer una réplica en Barcelona, pero después desistió de la idea y decidió que sería mejor construir un templo nuevo.

Durante el siglo XIX Cataluña vivió una renovación cultural que se vio reflejada en la producción literaria, artística y sobretodo en la arquitectura. Este movimiento se conoce con el nombre de Renaixença.
Cataluña se adaptó rápidamente a los cambios impulsados por la Revolución Industrial y Bocabella tuvo muy claro desde el principio que el templo dedicado a la Sagrada Familia debía estar ubicado en el Eixample barcelonés.
El proyecto urbanístico del Eixample fue ideado por el ingeniero y urbanista Ildefons Cerdà, siendo aprobado en 1859. Este proyecto consistía en un gran tablero de calles perpendiculares y traveseras. Pero las islas no eran cuadradas, sino que los ángulos se recortaban y formaban esquinas para facilitar la visibilidad. Y a cada isla sólo se permitía edificar en dos de sus lados, para dedicar el resto a jardines. Cerdà también había previsto que cada barrio tuviera servicios comunitarios, como un centro cívico, escuela y mercado.
En un primer momento Bocabella encargó la construcción del templo dedicado a la Sagrada Familia al arquitecto Francisco del Villar, pero desavenencias posteriores provocaron la renuncia de este último. Fue entonces, cuando el asesor técnico de Bocabella propuso para el cargo a uno de sus colaboradores, llamado Antoni Gaudí. En 1883, entusiasmado con el proyecto, Gaudí, de 31 años se convirtió oficialmente en el arquitecto del templo, que él convertiría en una obra maestra universal.
Gaudí

El 19 de marzo de 1882 se colocó la primera piedra, en 1891 acabaron de construir la cripta, y ese mismo año murió Josep Maria Bocabella.

Por su parte, Gaudí reunió en el templo de la Sagrada Familia todos los símbolos del cristianismo (aunque algunos autores sostienen que tenía que ver con la masonería y como tal se puede interpretar el simbolismo de sus esculturas y construcciones). Y concentró todos sus esfuerzos en conseguir que el conjunto del templo estuviese en consonancia con la celebración de los ritos litúrgicos.
Para ello planteó la Sagrada Familia como una Biblia de piedra, donde se narra la historia y los misterios de la Fe cristiana. El exterior del templo representa a la Iglesia a través de los Apóstoles y los Evangelistas, la Madre de Dios y los Santos.

La cripta se compone de siete capillas dedicadas a la Santa Familia de Jesucristo, que forman una rotonda, delante de las cuales se sitúan cinco capillas más en línea recta. De estas cinco capillas, la del medio alberga el altar central, que es donde se celebran las misas. De las siete capillas mencionadas, en el centro se sitúan la capilla de San José, la del Sagrado Corazón de Jesús y la de la Inmaculada Concepción, dedicada a María. Otras dos capillas más están consagradas a los padres de la Virgen: Santa Ana y San Joaquín. En uno de los extremos se alza la capilla de San Juan Bautista, primo de Jesús; y al extremo opuesto, la capilla dedicada a Santa Isabel, la prima de María, madre de San Juan, y su esposo San Zacarías.

Gaudí fue un gran observador de la naturaleza, con una profunda admiración por todos los seres vivos, especialmente las plantas y los árboles, que muchas veces le sirvieron de inspiración para cuestiones estéticas y técnicas. Por eso son muy frecuentes las representaciones del reino vegetal en su obra, como las monumentales espigas y motivos florales que rematan los pináculos de los muros del ábside.
En el gótico, las gárgolas representaban a animales fantásticos y demoníacos. Gaudí prefirió representar a animales más comunes, reptiles y anfibios, que colocó en las paredes exteriores, representando que no les estaba permitido entrar en el templo. Por eso todos están cabeza abajo, como huyendo de la pureza que irradian los símbolos de María.
El claustro de la Sagrada Familia diseñado por Gaudí, cierra el templo en un rectángulo, en el que se corresponden sus cuatro lados, con las cuatro fachadas.
La cruz que culmina la torre principal simboliza el triunfo de la Iglesia de Jesús y las fachadas evocan los tres momentos culminantes de la vida de Cristo: Nacimiento, celebrado con una naturaleza exultante, Muerte y Resurrección.

Además del Nacimiento, en la fachada aparecen los principales acontecimientos de la infancia y adolescencia de Jesús, como son la Anunciación a María, la huida a Egipto, la presentación en el templo y la conversación con los doctores acerca de las Sagradas Escrituras. También se representa a Jesús en la adolescencia ayudando a su padre San José en su taller de carpintero.

La fachada del Nacimiento está formada por tres pórticos dedicados a las tres virtudes teologales. El pórtico central, el más alto de todos, está consagrado a la Caridad y a Jesús. El pórtico de la derecha es el de la Fe y está dedicado a María. Y el pórtico de la izquierda es el de la Esperanza, con San José como ejemplo. Estos tres portales forman un conjunto único, en el que sobresalen las esculturas.
Para conseguir más realismo, Gaudí fotografiaba a los modelos desde diversos ángulos y después hacía moldes, a partir de los cuales se labraban las esculturas. En estas tareas colaboraron con él escultores como Carles Mani, Llorenç Matamala y su hijo Joan, entre otros.
El árbol de la vida en la cumbre del pórtico central es un ciprés, símbolo de lo que no se puede corromper. Los pelícanos son un símbolo cristiano primitivo que representa la Eucaristía, ya que antiguamente se creía que esta ave se abría el pecho para dar de comer a sus crías. Y el huevo místico simboliza el origen y la plenitud de la naturaleza.
Tortuga de tierra

Tortuga marina
Las dos columnas que separan los pórticos son de gran altura y están finamente trabajadas. En la base de cada una de ellas hay una tortuga de piedra, con la que se quiere simbolizar lo inalterable, que no cambia con el paso del tiempo. La columna situada en el lado de la montaña es una tortuga de tierra, mientras que la situada al lado del mar, es una tortuga marina. 

Y los capiteles de las columnas están formados por hojas de palma. En la cúspide, los ángeles con sus trompetas de bronce anuncian el nacimiento de Jesús.
En contraste con las tortugas que representan la permanencia, a los dos lados de la fachada se colocaron unos camaleones, símbolo del cambio y de la transformación constante de la naturaleza.
Simulando ser un pesebre de grandes dimensiones, el pórtico central, también llamado del Amor, es el más grande de la fachada. La coronación de María es obra de Joan Matamala, siguiendo un proyecto de Gaudí. Representa que la Virgen es coronada como recompensa por su abnegado amor hacia Dios.
También están representadas las constelaciones del Zodíaco, tal y como se veían la noche en que nació Jesús. Asimismo se representan la Anunciación de María, los cincuenta y nueve granos del rosario envuelven el ventanal;  la adoración de los reyes y la de los pastores.
El coro de ángeles y niños es obra del escultor japonés Etsuro Sotoo, admirador de la obra de Gaudí.
La columna de Jesús, que es la columna central, está envuelta en una cinta donde aparece toda su genealogía. Y en la base hay una serpiente mordiendo una manzana, símbolo del pecado original.
En el pórtico de la Esperanza está representado San José, como timonel de una barca, que simboliza a la Iglesia Católica.
En el pórtico de la Fe, el corazón de Jesús está cubierto de espinas y de abejas místicas que liban la sangre.
Más arriba, el pedestal de la Virgen es una luz de tres puntas que simboliza la Santísima Trinidad. Y sobre ella, la Divina Providencia está representada como la mano que tiene un ojo que todo lo ve.

La fachada de la Pasión y Muerte es obra del artista Josep Maria Subirachs, creador de unas esculturas de formas angulosas y esquemáticas, de perfiles muy marcados que ayudan a acentuar el dramatismo de todo el conjunto.
El proyecto de Gaudí consiste en un pórtico sostenido por seis columnas inclinadas, sobre las que se levanta un gran frontal de tres niveles.
En el nivel inferior se han inmortalizado los últimos acontecimientos sucedidos la noche antes de que Jesús fuese crucificado. La Última Cena; el Beso de Judas, con la serpiente situada detrás de él; la Negación de Pedro; el Ecce Homo; El Juicio de Jesús, etc. 



El criptograma contiene dieciséis números. La suma en trescientas diez combinaciones diferentes, da siempre como resultado treinta y tres, la edad de Cristo al morir.
Y el laberinto es un símbolo recuperado de las catedrales medievales, que recuerda el camino de Jesús después de ser capturado.
En las puertas centrales del Evangelio está reproducido el texto del Evangelio que narra lo que las esculturas de la fachada ilustran, es decir, los dos últimos días de Jesús. Son como las hojas de un monumental Nuevo Testamento. El símbolo del Alfa y el Omega son la primera y la última letra del alfabeto griego y simboliza el principio y fin de la creación.
A ambos lados se encuentran la Puerta de Getsemaní y la Puerta de la Coronación de Espinas.
En el nivel medio se muestra la segunda caída de Jesús camino del Calvario y la Verónica mostrando la tela donde se ha marcado la cara de Jesús, a modo de negativo. Los cascos de los soldados romanos son un homenaje de Subirachs a Gaudí, pues se asemejan a las chimeneas de la Pedrera.
Y en el nivel superior los soldados juegan a los dados, apostándose las vestiduras de Jesús; se representa la crucifixión, con la luna solitaria en un lateral y la Muerte a los pies del crucificado, simbolizada en una calavera. También se representa el enterramiento.

La fachada de la Gloria es la ideada por Gaudí como la más monumental, representando la lucha de la Humanidad para llegar a la vida eterna y el camino de cada hombre para llegar a ella. Se representa el Juicio Final, presidido por Jesucristo; la Gloria, como recompensa y el Infierno, como castigo eterno.
El proyecto de Gaudí era representar siete puertas en alusión a los Sacramentos: La del Bautismo, la de la Extremaución, la del Orden haciendo referencia al sacerdocio, la puerta de la Eucaristía, la puerta de la Confirmación, la puerta del Matrimonio y la puerta de la Penitencia. Y sobre las puertas, Adán y Eva. Para sustentar el pórtico, Gaudí proyectó siete columnas exteriores con inscripciones de los siete dones del Espíritu Santo. En las bases, los siete pecados capitales y en los capiteles, sus virtudes opuestas.
En las torres del templo Gaudí quiso representar los pilares de la Fe Católica: Jesús, María, los cuatro autores del Nuevo Testamento y los Apóstoles.
El interior del templo alude a la Iglesia Universal y el crucero a la Jerusalén Celeste, símbolo místico de la paz.

El templo de la Sagrada Familia es un edificio en forma de cruz latina, donde Gaudí planteó un sistema constructivo basado en una proporción general que se repite entre cada una de las partes del edificio. La nave principal está compuesta por cinco naves, una central y dos laterales a los lados. Los brazos del crucero se corresponden al exterior con las fachadas del Nacimiento y de la Pasión respectivamente. Y la fachada de la Gloria está situada al principio de la nave principal. El ábside, de forma lobulada, está formado por siete capillas y debajo se encuentra la cripta.
Gaudí recuperó el afán de verticalidad de las catedrales de la Edad Media, para la Sagrada Familia. Con la torre más alta del templo, la dedicada a Jesús, de 170 metros, se aseguraba de que su obra fuese vista desde cualquier punto de la ciudad.

Como Gaudí quería construir el templo sin contrafuertes, buscó las soluciones técnicas para ello, ideando un nuevo método que consistía en estudiar los pesos para que fuesen los elementos constructivos los que se adaptasen para sostener las cargas. De ahí, las curiosas formas que adopta el templo, con columnas inclinadas y los arcos catenarios o funiculares, que permiten conseguir grandes alturas y hacer amplios ventanales, sin necesidad de contrafuertes, ya que por su forma, descargan el peso por su cuenta.
Las columnas empleadas por Gaudí están inspiradas en los árboles. Ligeramente inclinadas, se ramifican en la parte superior para sostener las cúpulas. De ahí las cúpulas hiperboloides. El interior es como un inmenso bosque místico de columnas de seis lados, de 8 lados, de diez y de doce lados, a través del cual penetra la luz que entra por los hermosos ventanales armónicamente. Y las cúpulas, formadas por repetición del módulo, son ligeras, permitiendo el paso de la luz a través de los óculos, naciendo de las columnas arborescentes, que forman hojas de palma, símbolo del martirio. Y son independientes, ya que cada cúpula sostiene únicamente su peso. En conjunto se transmite una atmósfera de paz y espiritualidad.


Penetrar en su interior, es como adentrarse en un mundo mágico que elevará vuestras almas y jamás olvidaréis.

Los horarios de visita de noviembre a febrero son de 9h a 18h.
Durante el mes de marzo de 9h a 19h.
De abril a septiembre de 9h a 20h.
En octubre de 9h a 19h.
25, 26 de diciembre y 1 y 6 de enero, de 9h a 14h.

Cada entrada cuesta 15€. Con audioguía o con un guía especializado, 19,50€.
Hay precios especiales para grupos y escolares.

Algunos días del año se celebran jornadas de puertas abiertas, en las que los visitantes pueden entrar de forma gratuita, pero cada año las entradas suelen agotarse en tiempo récord.

Para más información, desde Oteando Barcelona recomendamos visitar la web de la Sagrada Familia:

CONOCE ÁFRICA, ASIA, AMÉRICA Y OCEANÍA, A TRAVÉS DEL MUSEO DE CULTURAS DEL MUNDO DE BARCELONA





El Museo de Culturas del Mundo de Barcelona ofrece a los visitantes toda la diversidad artística y cultural de diversos pueblos de África, Asia, América y Oceanía.

Este  museo ubicado en pleno Barrio Gótico de Barcelona, acoge las obras más destacadas de antiguos reinos africanos, como el reino de Benín, el arte cristiano de Etiopía o los eyema byeri de Guinea Ecuatorial. Principalmente estatuaria ceremonial y máscaras de pueblos tan ancestrales como los dogón, los fang, o los baulé, entre otros.
Reino de Benín

Se hallan representadas culturas de Costa de Marfil, Nigeria, Sierra Leona, Camerún, Mali, Gabón, Etiopía, la República Democrática del Congo, Burkina Faso y Ghana. 

Las hachas ceremoniales mayas, figuras de Veracruz, Costa Rica o cerámica de Nazca, son algunas de las piezas de la colección precolombina. Hay representación de culturas de Colombia, Perú, Ecuador, Guatemala y México.
Teotihuacan

El Museo de Culturas del Mundo también hace un recorrido por las más destacadas tradiciones de Asia, como la escultura hindú e imágenes budistas. Se representan culturas del Tíbet, Nepal, la India, Afganistán, Birmania, Indonesia, Tailandia, Filipinas, China, Japón y Corea.
Buda. Tailandia

También podréis descubrir y admirar los aspectos artísticos y culturales de las antiguas culturas de Oceanía, como la pintura sobre corteza de Australia y los moais de madera de Rapa Nui.
RapaNui

El Museo de Culturas del Mundo de Barcelona ofrece visitas guiadas para el público en general, para grupos, y también un ciclo de interesantes conferencias, así como exposiciones temporales.
El horario es de martes a sábado de 10h a 19h. Y domingos y festivos de 10h a 20h.
El precio de la entrada es de 2,20€ y el precio reducido de 1,50€.

Desde Oteando Barcelona recomendamos esta visita cultural que os enriquecerá enormemente, al tiempo que os acercará a otras culturas hermanas.

Más información en la web del museo: http://museuculturesmon.bcn.cat/es